lunes, 2 de julio de 2007

Escribir sobre la instancia actual que vivo.

El pulso ebulle presión arterial que retumba en la mente, con instancias paranoicas de asalto al hogar y uno cree la ficción auto impuesta; revisa los ventanales que dan al patio, la semiapertura del portón era ícono de la prótesis (prófesis), que retumbaba en las convulsiones rítmicas que el cuerpo emitia, drum'n'basseando. El plácido pelícano posaba postrado por poste paralelo a (conjunciones se hacen necesarias para mantener coherencia) presuntas profesionales paradigmáticas. El grupo de oficinistas se encontraba en su hora del descanso, majestuosas rechinan; máquinas en multinacionales alimenticias de la producción del café. Con el sonar de la campana, ingresan en misceláneo y relativo orden a sus respectivos cubículos. Sus reflexivas divagancias mentales no lo llevaban a algún sitio. Le procuraban un peso vertiginoso. A pesar de sus catastróficas estructuras, rinden cierto rol de apoyo. Lamentablemente, no se puede mencionar palabra más acerca de la historia, por motivos personales del personaje en cuestión.

miércoles, 20 de junio de 2007

Describa algún trayecto que haga regularmente, para el Jueves

El crujir de la puerta que dejo atrás marca la pauta donde se inicia el dia a dia semanal. Un camino de cemento con patrones de ladrillo se posa e impone sobre el pasto originario, que posa fuera del edificio raudo. Los arbustos que delimitan al pasto de la acera albergan bolsas de comida basura o papeles que asilan notas inimportantes, dependiendo del dia. La masa espectante es más numerosa que el común de las mañanas; como rebaño ciego se empujan y hacen presión para poder ingresar al carruaje que los lleva al sitio donde gastan el resto del dia pudriendose productivamente.

Siendo que el vehículo es de variante oruga, me poso sobre el acordión que articula sus dos extremos, sin la necesidad de colgar de tubos malconexos. Unos asientos atrás, está sentada con ropa ad-hoc al dia, con excesivo abrigo colorinche. Se cruzan las miradas y al reconocerme frunce el ceño, como quién mira a un viejo amigo que se torna en antagón por alguna traición. La próxima parada acaba con el encuentro semanal que resalta en un mar de monotonia. Pequeñas ventanas exhiben un magno cráter, donde se ve erguido un esqueleto metálico con piel de concreto. La grán fosa ha adquirido una dimensión plana; los golpes diarios que dá la ciudad entumecen y lo que alguna vez maravilló pasa inadvertido. Por unos instantes, me transformo en un ente iconoclasta; la música que distrae a mis oídos se contradice con la iglesia inhabitada y yo como mediador de dos fuerzas en pugna que me son indiferentes. Un castillo pequeño gótico me hace preguntar si sirve como techo para algún aristócrata extravagante del ayer, cuando se cruzan y entran dos treintañeros en uniforme oficinista. No hay espacio para el fantaseo. Lo que sigue es una bruma de imágenes que dilucidan otro viaje en transporte colectivo que en instantes me posan frente al instituto, donde me descompongo productivamente en el rubro que motiva.

martes, 19 de junio de 2007

Era en la casa de mi ex-novia, cuando ya no estabamos juntos, donde se creia (y comprobaba) que tenia grán afición por la carne (comestible; músculos de vacas y cerdos; a veces orgánicos a veces artificiales). Es en mi casa donde voy a la cocina, abro el refrigerador. El paquete de churrascos prefabricados JUMBO es el que me arroja a un tiempo relativamente distante, donde esa L que era considerada (y usada como) cocina. El freir de los bloques de hielo marrones ornaban al paisaje sonoro de las tardes dominicales. Mi instinto, en cierto modo de supervivencia, gatilla desdén entrañal para mantenerme alejado del producto, productor de nostalgias.

viernes, 25 de mayo de 2007

sábado, 12 de mayo de 2007

¿Puede uno decir “no me nace cumplir más años”?

El 19 de mayo para mi es el día más frío de todo el invierno. Me entristece ser un año más vieja y tener que madurar más aún de lo que ya he madurado. Me angustian las exigencias y el cumplimiento de los compromisos de protocolo, las reuniones obligadas, la gente que no quiero ver y así, cada vez me pongo más ermitaña.

No me gusta la responsabilidad de estar de cumpleaños, lo de recibir a todo el mundo con los brazos abiertos y escuchar la misma frase que pierde su sentido cada vez que la dicen; feliz cumpleaños. Una y otra vez la misma cosa que nunca pasa de moda, la sensación de que es un día importante cuando realmente no lo es, el amargo de pegarse los gomazos de que hay tanta cosa que uno deja atrás y es ahí donde comienza el martirio de todos los años.

¿Habré escogido bien? La pregunta que no se acaba porque es un bucle infinito, una costra que se pone cada vez más dura porque cada vez voy dejando más atrás y me dan ganas de recuperarlo todo. Pero en verdad no son ganas, sino un revoltijo grotesco de remordimientos y culpas por abandonar lo que algún día me hizo feliz.

Es una mierda realmente, porque tengo claro que al final de ese día sí quiero que mi familia y amigos más cercanos me deseen un feliz nuevo año de existencia, que me abracen apretado por lo de las energías y eso, pero no podré evitar nunca esa dualidad que me grita que me esconda y al mismo tiempo se pregunta porqué el teléfono no suena.

Este año va a ser distinto, lo sé, porque de alguna u otra manera creo que este verano en mí hubo un cambio radical de actitud, pero si de algo tengo certeza, es que del llanto no me salvo.

Por Winifrede Walbaum
http://frenesic.cl.nu/

viernes, 4 de mayo de 2007

El nilo no ofrecia refugio de la catástrofe egipcia. Jacob, 8º nieto de Pitcairn el godo, trigésimo transhumante de la casta de los astromistas, intentaba buscar algún atante para detener la hemorragia del muñón que la oligarquia faraonesca causó, ante el éxodo. El baño de flechas dificultaba un poco la empresa, puesto que caian precisas en los nervios que conectaban el cerebro a la motricidad de las extremidades. IMHOTEP

miércoles, 2 de mayo de 2007