miércoles, 3 de marzo de 2010

Equipo Evaluador

Como alumno de la institución creo tener el derecho de expresar mi parecer en ciertos aspectos evaluativos, que hablan del enfoque que toma la línea educativa del instituto.

Las excusas no se filman. Esta consigna la he escuchado en varias instancias de pre-evaluación. Bajo este filtro me parece algo extremo hablar de una pieza desde hechos que quizá en una instancia final influyen en el relato, pero en el caso que seamos rígidos y no demos espacio a circunstancias inesperadas que nos tiran el orden de las cosas. Estos detalles no planeados, en mi parecer, le dan nuevas capas de lectura a una obra que se escapa de las manos y toma vida propia. Por esto, al final estamos creando un producto para un público que desconoce las circunstancias reales que rodearon la génesis de la ficción en la que están suspendidos. Por otra parte, los estándares objetivos se pierden en lo que me parece ser ojos lectores subjetivos, siendo más específico en leer incongruencias en piezas donde lo real y lo onírico chocan, cuando en este caso no hay nada real que leer, solo una atmósfera irreal y kafkiana.

Este texto nace de mi visión autoral y mi preocupación sobre las vías en las que nos ponen al educarnos, una amalgama donde se de cabida tanto a los caprichos como a lo que el público busca. En mi parecer solo se puede hablar desde la subjetividad propia; me gusta creer que el público esté para que lo eduquemos, porque cuando hacemos cosas para ellos, o sea códigos reciclados, ahí salen piezas rechazadas e irrelevantes. En un mar de formalidades desaparece la cuestión creativa. Sabemos que esa es la realidad y a eso saldremos cuando egresemos. Ese es el problema también, y si no lo vemos como tal, no habrá manera de cambiarle.

Gracias.

Böhte.

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